El equilibrista
Todos tenemos una bomba por explotar, un día nos levantamos con
una sonrisa en la cara, el pelo despeinado, el cuerpo descansado, en paz y de
repente en nuestro día que creíamos fabuloso e intocable llega algo que
nos golpea un poco, que nos desestabiliza y tenemos que saber que la vida es
así impredecible e incluso incuestionable. Muchas veces no hay explicaciones ni
por qué a ciertas cosas, por más de que nos preguntemos y repreguntemos no hay
respuestas, o al menos no en el momento, entonces es ahí cuando hay que hacer
equilibrio, cuando no hay que dejarse caer, o si, hay que tirarnos al piso
llorar un rato, pensar y volver a levantarnos, hay dolores más fuertes que
otros, hay algunos que nos dejan paralizados sin movimiento de lo fuerte que son
y otros que solo requieren de tomar aliento y continuar , el punto es que a
lo largo del camino nos vamos encontrar con miles de nudos en nuestra cuerda de
equilibrio, miles de obstáculos que parecen insuperables pero la realidad es
que solo tenemos que mantenernos ahí en el aire hasta encontrar la respuesta
para seguir.
Los días grises nunca son los más
lindos ni los más llevaderos, pero todos tenemos una táctica para que sea un poco
mejor, la mía es rodearme de las personas que me hacen bien, aquellas que le aportan
un poco de paz, de luz, de locura a mis días anudados y ahí voy desenredando de
a poco para poder avanzar.
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