La chica caffe
Niña, mujer, amiga y amante, loca, seria e independiente, era como esas
mujeres que todos hablan que son ideales, de las que existen en los libros
entre letras o en algún que otro sueño.
Tenia el cabello largo ojos café y una estatura promedio, el viento le
quedaba precioso, hacia un efecto mágico en su pelo, tenía la risa más
llamativa que había escuchado, la más auténtica de esas que salen del
alma, siempre decía las palabras justas para cada ocasión y llevaba una mirada que te
deja sin ganas de mirar nada más.
Así era ella con carácter fuerte pero con la inocencia de un niño,
comiéndose el mundo entero pero con amor, loca por el café, por la vida, loca
por ser ella misma y eso era lo que la volvía tan especial, no se esforzaba en
parecerse a nadie sino en poder ser ella en este mundo tan prejuicioso, donde
reír sin parar te hace quedar fuera de lugar, donde decir lo que uno piensa es
de mala persona, pero todo eso no le importaba porque se regía por sus propias
normas, por lo que sentía.
Para ella no era blanco o negro para ella había un universo de colores en
el medio que permitía miles de posibilidades, nada era imposible solo aquello
que no se intentaba con muchas ganas.
Miles de pensamientos pasaron por mi cabeza la primera vez que la vi y cada día que siguió, cada cruce de mirada con esa mujer me volvía loco, tenía un misterio que me dejaba paralizado, tenía la picardía justa. Verla era sentir la suavidad en el aire, era ser la curiosidad en persona.
Miles de pensamientos pasaron por mi cabeza la primera vez que la vi y cada día que siguió, cada cruce de mirada con esa mujer me volvía loco, tenía un misterio que me dejaba paralizado, tenía la picardía justa. Verla era sentir la suavidad en el aire, era ser la curiosidad en persona.
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