Con el alma


Hay deseos guardados en cajas secretas, en velas apagadas y estrellas fugaces, hay deseos que quedaron en pestañas, en panaderos volando, en papeles escritos y  hay otros que quedaron en la mente viajando, en el universo o en lo que uno crea.
Las personas estamos formadas por deseos y esperanzas, hay quienes tienen el don de hacer hasta lo imposible para que sus deseos se vuelvan realidad y otros que dejan que quede en manos de la vida. 
Hay personas que guardan su deseo en lo más profundo porque por allí se dice que si lo compartimos en voz alta  no se cumplen y entonces ahí quedan en algún rincón del mundo sin ser descubiertos hasta que un día se dan. 
¿Somos realmente cocientes de lo importante que son los deseos? yo creo que no. Creo que no vemos que son un pequeño motor que tenemos dentro, son lo que no empuja a ser mejores, a llegar a la meta, a esforzarnos para poder cumplirlos. Es verdad que muchos de esos deseos no dependen de nosotros, pero también es verdad que cuanto más demos de nosotros más cerca estaremos de cumplirlos. 
Aquellas personas que dicen no creer en los deseos seguro tuvieron una mala experiencia, un deseo no cumplido que los llevo a perder la magia de desear, la magia de cerrar bien fuerte los ojos y con toda la ilusión esperar que un día pase. 
Cuando pedimos un deseo creo que no somos conscientes que estamos pidiendo algo que realmente queremos, uno no pide cualquier cosa que pueda conseguir fácilmente, sino pide algo que anhela con el alma, ¿no les paso que tiraron una moneda porque no sabían que decisión tomar y sin embargo cuando la moneda estaba en el aire ya sabían de qué lado querían que caiga? bueno los deseos muchas veces son cosas que no nos animamos a hacer pero sabemos que queremos entonces nos entregamos a la magia de lo desconocido esperando que se de alguna u otra forma. 

Escuchemos más nuestros deseos quizás eso que deseamos está más cerca de lo que pensamos. 



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